martes, 19 de julio de 2011

En la muralla, palabras sueltas.

Mientras caminas por el pavimento, mientras cruzas calles marcas tu paso apurado por la vereda, chocas con un sin fin de gente, con un sin fin de carteles, con un sin fin de palabras. Nada te llama la atención, nada te distrae. Vas pronunciando tu desplazamiento y no importa quien te vea, no importa quien te hable. A pesar de tu apuro, te vez hermosa, interrumpes las conversaciones de la gente cuando pasas por su lado. ¿De donde viene tu carisma, de donde viene tu presencia?
Chocas con un par de palabras sueltas en la muralla,”atrápalo y después calla”, dice en negrita, marcada con un plumón a trazo apurado. Atrápalo y después calla. ¿Se referirá al amor, a tu objetivo, al conocimiento? No importa. Sigues avanzando y chocando con la gente, imponiéndote con tu belleza, con tu carisma y tu paso apurado. Abres la puerta, te diriges con tu sonrisa hacia el portero, también sonríe y su mente se calla por un instante. Te metes al ascensor, buscas el número de tu piso, sales del ascensor, caminas por el pasillo, abres tu pequeña oficina, entras y te sientas. Sigues pensando. Atrápalo y calla. Hablas por teléfono, escribes mail, trabajas. Terminas tu día laboral, te vas a tu casa, conversas con tu madre, con tu hijo. Y sigues pensando, que es lo que atrapas, que es lo que callas.

domingo, 17 de julio de 2011

Para uno.

Hay pequeñas sensaciones dentro de la cordura.
Sensaciones que compartimos con la sociedad.
Y dejamos las grandes sensaciones, la locura, para nosotros, bien guardaditas.
Caminamos como uno más por las calles.
Somos máquinas con sentimientos, que sin poder expresarnos, nos encontramos reprimidos por la cotidianidad sin preguntarnos el por qué.
Todos somos libres, desde un cierto punto, hasta un cierto límite.

domingo, 10 de julio de 2011

Salto.

Inmerso en el piso, hacia arriba dirijo mi fuerza.
Levanto los brazos, salto, me afirmo y observo.
Más murallas y más gruesas, sin escaleras.
Levanto una pierna, todo el peso hacia delante,
logro sentarme, corrijo mi postura.
De aquí, tendré que irme. Prefiero quedarme en los sucesos.
Y salto de muralla en muralla, caigo y a mi lado nada.
Inmerso dentro de todo, sin salir al vacío y volver a correr.
Vuelvo a empezar, vuelvo, y las murallas más grandes, más altas.
Martillo el muro y clavo, pongo mi pié, vuelvo a martillar.
Formo de clavo en clavo una escalera. Logro sentarme en la sima de la muralla.
Y vuelvo a lanzarme.
Avanzo así, paso a paso, salto muralla tras muralla.