lunes, 3 de enero de 2011

Desde tarde hasta mañana.

Al atardecer dejo que pase el tiempo y aprecio el ambiente amarillento.
Mientras baja la temperatura se aprencian los pensamientos.
Los escondidos sentimientos.
Se ha ido el sol, la noche se ilumina con la luna y las estrellas allá arriba.
Y al momento en la cama los recuerdos florecen.
Termino durmiendo y soñando cosas extrañas, me pongo mis zapatillas con olor a manzanas.
Despierto antes que la noche se ilumine con la luz del día.
De madrugada cuento las estrellas.
La luz del sol me las bloquea.
La tranquilidad de las mañanas me inunda como un golpe sereno.
Y el aparecer de las montañas verdes y azuladas vienen junto al aire limpio y transparente.
Abren paso entre murallas en ruinas y raices que florecen vida.
Opacan los sentimientos dentro de mi mente, limpiándome y vuelvo a sentir concientemente
Esperándote, que vuelvan los precisos momentos, te daría un millón de abrazos mirando la cordillera.
La gigantesca belleza que nos condena.